A lo largo del desierto de Chihuahua, donde el Río Grande –Bravo en México– serpentea entre la aridez de México y Estados Unidos, la vida cotidiana de millones de personas se desarrolla bajo un aire cargado de ozono y partículas contaminantes.

En Ciudad Juárez y El Paso, la contaminación no solo es un problema ambiental, sino un riesgo constante para la salud, exacerbado por la falta de una cooperación efectiva entre ambos países.

Un reciente informe del Baker Institute for Public Policy, U.S.–Mexico Climate Cooperation at a Stalemate, publicado en octubre de 2025, documenta cómo la región fronteriza se ha convertido en un punto crítico de contaminación debido a la confluencia de actividad industrial, transporte pesado y crecimiento urbano acelerado. La investigación resalta que, a pesar

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