Lo que parecía un simple cambio táctico a los 72 minutos se convirtió en un momento de tensión silenciosa. Sin gritos, sin gestos explosivos frente a la tribuna, pero con una mirada que no engañaba: brazos abiertos, labios moviéndose sin voz, pasos rápidos hacia el túnel. Nadie lo siguió. Ni el cuerpo técnico. Ni sus compañeros. Solo el eco de su propia respiración acelerada.

Horas después, en una publicación breve pero cargada de intención, el brasileño habló —no de Alonso, no del resultado, no de Yamal —, sino de lo que lo mueve . “ A veces mi pasión me supera ”, escribió. Esas palabras, simples y rotundas, resonaron más que cualquier entrevista programada. Porque no es solo un jugador que reacciona mal a ser sustituido. Es un jugador que ha visto cómo su rol cambia, cómo su pre

See Full Page