Por: José Luis Villegas

Calaveras 2025

Otra vez me alcanzó el susto —y la tinta— de milagro.

Viene puntual la condenada, carcajeando su letargo.

Trae la guadaña chueca, la mirada descarriada,

y un susurro que me dice: “ te escapaste… de pasada ”.

Yo, feliz, viendo a mis hijos,

viviendo, riendo, corriendo;

y la flaca, allá a lo lejos,

ya sin aire, maldiciendo.

Porque mientras la parienta ronda tumbas y despachos,

yo celebro que los míos, sigan ganando partidas.

Entre libros, entre idiomas, entre juicios y dibujos,

andan todos ocupados para andar con despedidas.

Pero hay otros… ¡ay, benditos!,

que la Parca no perdona;

andan buscando el poder

como quien busca corona.

Prometen, juran, declaran,

rezan, gritan, improvisan;

pero al final —como siempre—

la parca es la que lo

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