Japón marcó un antes y un después en su historia política con la elección de Sanae Takahashi como la primera mujer en dirigir el gobierno . En un país donde la política ha sido dominada por hombres —solo el 16% del parlamento está compuesto por mujeres—, su llegada al poder representa un hecho simbólico de enorme relevancia. Sin embargo, la pregunta que domina el debate es si este hito se traducirá en un verdadero cambio estructural o si quedará solo en un gesto histórico.

Takahashi, una dirigente conservadora y nacionalista , se define como admiradora de Margaret Thatcher y discípula del ex primer ministro Shinzo Abe , a quien considera su mentor político. Ha prometido gobernar con firmeza y llevar adelante reformas económicas orientadas a la reactivación del país, que lleva

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