A sus 15 años, I.B., una adolescente indígena q’eqchi’ de Guatemala, huyó de la pobreza extrema y de los abusos de su padre para buscar refugio en Estados Unidos. Llegó sola en septiembre de 2024, sin documentos ni compañía, y fue acogida por una familia en Connecticut tras ser admitida por la Oficina de Asentamiento de Refugiados (ORR). Hoy teme ser deportada por la Administración de Donald Trump.

“Dejé Guatemala por todo lo que sufría allá (…). Mi padre abusó de mí”, relató I.B. en un documento judicial. En agosto pasado, agentes migratorios la interrogaron sobre si alguien podría recibirla en su país. “Nadie me preguntó si tenía miedo de volver, y sí tengo”, explicó.

Entre octubre de 2024 y agosto de 2025, Estados Unidos registró 28,687 menores migrantes “no acompañados”, una reducció

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