Es la temporada de bailes de regreso a casa ( homecoming ) en Estados Unidos, pero mientras los estudiantes celebran, una epidemia silenciosa e invisible se propaga entre ellos.

Para muchos, el homecoming es una diversión inocente. Es un momento para reencontrarse con viejos amigos, vestirse de gala y celebrar un sentido de pertenencia. Pero para algunos, conlleva una presión tácita: que esta noche marca un rito de iniciación, un paso hacia la libertad sexual.

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Esta suposición no solo es falsa, sino también peligrosa.

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