La opinión de Carlos Osses, comentarista deportivo.
En el fútbol moderno, donde cada paso se mide con GPS y cada jugada se analiza con software de alto rendimiento, hay algo que parece estar en riesgo: el alma del jugador.
Esa chispa que nace en la calle, en el barrio, en el potrero. Allí donde el fútbol era instinto, pasión y descubrimiento.
Quienes acompañamos el proceso formativo de los jóvenes —entrenadores, padres, dirigentes o comunicadores— lo sabemos bien: los datos ayudan, pero no reemplazan la esencia. Un futbolista no se forma solo con metodología, sino con amor por el juego. Y ese amor nace temprano, cuando el niño corre descalzo tras la pelota sin saber que ese instante será el inicio de todo.
El potrero: donde nace el jugador con alma
El fútbol potrero no tiene planillas

El Rancagüino
TMZ
Newsmax TV
Raw Story
WDAM-TV Crime
Nicki Swift
IFL Science
The Conversation