Durante décadas, la sanidad pública española fue un orgullo colectivo. Una conquista social que garantizaba atención universal, gratuita y de calidad. Pero desde hace más de quince años, desde aquellos años 2007 y 2008 que parecían el preludio de una crisis económica , pero fueron también el inicio de otra mucho más silenciosa, la sanidad se está desangrando. Lo niegan desde los despachos, lo maquillan con promesas de inversión y lo disfrazan con grandes palabras, pero lo cierto es que la privatización avanza a pasos firmes, por detrás y sin control.

Todo empezó con la excusa de la eficiencia. Se introdujeron concesiones, externalizaciones, conciertos con empresas privadas. Se dijo que era "temporal", que el objetivo era "descongestionar" los hospitales públicos. Pero lo temporal se hizo

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