Madrid

La ruptura de Junts con la legislatura puede verse desde varios puntos de vista. El Gobierno lo lamenta, discretamente. El PP, está contento, aunque no confía mucho en nada. Que lo digieran como mejor puedan.

En todo caso, el argumento de Carles Puigdemont de que los pactos que no ejecutan (los demás) suponen acuerdos rotos, es de risa: el nacionalismo de los padres de Puigdemont se basó en el apoyo a la Constitución, y él la rompió, mañana, tarde y noche, así que lecciones y quejas a los demás, las justas. Las justitas. Y de aplicar la amnistía a Puigdemont, que se ocupe Santiago Abascal, a ambos les encantará.

Otros, los catalanes vulnerados y los españoles sufridos y ambas cosas al mismo tiempo, lo vemos de otra manera. Un poco menos triste, y también menos rutilante. La ruptu

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