Aquello de que “somos el animal racional” ha envejecido bastante mal. Y no es porque con los nuevos tiempos hayamos perdido la razón, es que ni somos tan ni los animales lo son tan poco. Lo que, en su momento, trazó una entre nosotros y el resto de los seres vivos, ha quedado difuminado por los estudios en psicología y el . Estudios como el que acaba de publicar la revista científica Science que, en realidad, tampoco dicen nada nuevo, pero visten de rigor a las intuiciones de tantos.

De algún modo, nos hemos llegado a convencer de que éramos únicos, y no solo entre los animales, sino incluso entre los humanos. La razón parecía una característica exclusiva de los hombres y, en especial, de los hombres blancos. Y, si se lo negábamos a , cómo no se lo íbamos a negar también a nuest

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