Tras la masacre de Río de Janeiro , la derecha brasileña presiona al gobierno de Luiz Lula da Silva para declarar “ terroristas ” a organizaciones criminales como el Comando Vermelho (CV), en un intento de instalar a la seguridad como principal tema de debate y encolumnarse detrás de la política emanada por Donald Trump .

Lula se abstuvo por ahora de militarizar Río a través de una prerrogativa prevista por la Constitución brasileña y prefirió sancionar una ley, aprobada por el Congreso, que busca endurecer la lucha contra estas organizaciones violentas y aumentar la protección de las autoridades y los funcionarios del Poder Judicial. Además, rechaza la posibilidad de sumarse a la estrategia de Washington que ha sido replicada por gobiernos de la región como el de Javier Mile

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