La imagen es tan gráfica que duele: “Nosotros en un 600 y ellos en un Ferrari”. No es un chiste ni una exageración de taberna. Es la descripción literal de cómo se sienten los agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional en Málaga cuando salen a patrullar frente a las mafias del narcotráfico. Lo han dicho alto y claro en su protesta: “Seguimos olvidados en un cajón”. Y no es para menos. Mientras los narcos se pasean por el Estrecho en lanchas con tres motores, la Benemérita se ve obligada a perseguirlos en zódiacs que parecen sacadas de un museo naval de los años 80.

La Costa del Sol, convertida en una autopista de la droga y el dinero sucio, se ha vuelto un espejo incómodo del país. Aquí se cruzan Ferraris y 4x4 con matrículas extranjeras, chalets de lujo que cambian de manos cad

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