La oleada de ultraderecha en Europa ha encontrado un freno en Holanda. Los neerlandeses, hartos de la inestabilidad de los últimos años, han decidido pasar página de los meses convulsos protagonizados por el islamófobo Geert Wilders y confiar, de manera sorprendente, en un joven liberal progresista de apenas 38 años, que hasta hace unos días era cuarto en las encuestas pero que, tras una buena campaña electoral, ha logrado transmitir un mensaje ilusionante. Holanda, como pronosticaban algunos estudios, está harto de las turbulencias y quieren volver al centro.
El nuevo rostro triunfante de la política neerlandesa es el de Rob Jetten, el líder del partido D66, que logró un empate técnico con el Partido por la Libertad (PVV) de Wilders a 26 escaños. “Toda esa gente nos está mirando a nosotr

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