El pasado martes miles de estudiantes recorrieron las calles de Bilbao en contra del acoso escolar. Ese día lo hacían en protesta por la última muerte, la de la joven de 14 años Sandra Peña que terminó con su vida al no poder superar la presión de su entorno escolar. Es el último caso de muchos que se producen cada año y a los que muchas veces la comunidad escolar, los familiares y los compañeros hacen oídos sordos y ojos ciegos. No es la primera vez que escribo sobre esto, porque tristemente conozco más de un caso a mi alrededor y más de una situación que se mantiene con la mayor impunidad. Detectarlo no es tan difícil como se dice, siempre hay indicios de niños que viven su niñez y adolescencia en soledad porque se sienten apartados. A veces, ese desprecio al que se sienten sometidos les

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