La ciencia no ha podido hablar. El avanzado estado de saponificación en el que fue hallado el cadáver de Carlos Alberto Videira se ha convertido en un obstáculo científico insalvable para los forenses. Este proceso químico, que transforma los tejidos en una sustancia similar al jabón por la falta de oxígeno y la humedad, impidió a los expertos determinar la causa o la fecha exacta de su muerte, dejando la investigación sin uno de sus pilares fundamentales.

De hecho, los esfuerzos de la Guardia Civil tampoco han logrado construir un relato incriminatorio sólido contra nadie. Las pesquisas, aunque exhaustivas, se toparon con un muro. Una de las pruebas clave, el análisis del posicionamiento de los teléfonos móviles, no ofreció resultados concluyentes que situaran a los sospechosos en el l

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