El líder sabio no busca dominar corazones, sino comprenderlos para guiarlos con propósito.

Maquiavelo, más allá del mito.

Durante siglos, la figura de Maquiavelo ha sido malinterpretada. Su pensamiento no invita a la manipulación ni al cinismo, sino a la lucidez: a mirar la realidad sin disfraces, a decidir con firmeza y a entender que la dirección exige estrategia, no ingenuidad.

En la empresa familiar, este enfoque cobra una dimensión especial. Aquí, el líder no solo gestiona números: administra emociones, equilibra lealtades y sostiene legados. Ser “maquiavélico” —en su sentido más noble— significa tener la sabiduría de la cabeza y la templanza del corazón.

El arte de decidir sin romper

En la dirección de una empresa familiar, cada decisión tiene un peso que va más allá de la organ

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