En una sesión maratoniana de bate, la Asamblea Nacional francesa rechazó ayer la tasa Zucman para gravar los altos patrimonios, tanto en su versión original como en una segunda menos severa. El fracaso de estas iniciativas pone más difícil el apoyo de los socialistas a los presupuestos del 2026 y, como consecuencia, incrementa la presión al frágil Gobierno de Sébastien Lecornu, cuya supervivencia sigue pendiendo de un hilo.

La tasa Zucman –bautizada en honor de su promotor, el economista francés Gabriel Zucman, profesor de la universidad californiana de Berkeley– propone un impuesto del 2% a los patrimonios superiores a los 100 millones de euros, incluido el valor de las acciones que poseen los empresarios en sus propias compañías. La versión light que habían propuesto como alternativa lo

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