Han pasado más de cien años desde aquel día en que llegó a la vida el niño Oscar Castro Zúñiga. Su cuna fue modesta, en un hogar también modesto, ubicado en la céntrica calle O’Carrol de Rancagua. Una ciudad de solamente 64 manzanas, habitada por no más de diez mil personas, con sus calles de tierra y de piedras, que no supieron que en aquel 25 de marzo de 1910 le había nacido un poeta.

Transcurrieron 19 años hasta el 9 de marzo de1929, cuando en el diario local, “La Semana” (que se transformó después en El Rancagüino”), apareció publicada, por primera vez, una poesía de la que era autor ese mismo niño, convertido en poeta.

Siguieron pasando los años y aquel joven, junto con alcanzar madurez, crecía y se desarrollaba en el campo de la poesía. En 1943 obtuvo su consagración, al otorgarle

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