Cada cabello que llega a mi piso al final de la jornada me cuenta una historia. Algunas hablan de cambios, otras de cansancio, muchas de renovación. Llevo más de 20 años peinando, cortando, tiñendo y reparando cabellos, y puedo decir que pocas cosas reflejan tanto la identidad y la salud de una persona como su melena.
El cabello es más que una fibra: es una extensión viva de lo que somos. Como estilista, he visto pasar modas, químicos, colores imposibles y promesas milagrosas. Sin embargo, nunca antes había presenciado un cambio tan profundo en la manera de entender el pelo: no solo desde la estética, sino también desde la conciencia personal.
El valor emocional y cultural del cabello
Más allá de la química o la sostenibilidad, el cabello sigue siendo una forma de comunicación si

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