Al igual que millones de mexicanos, recibí la noticia del asesinato del alcalde Carlos Manzo con un nudo en la garganta, procesándola con rabia, impotencia, dolor y mucha desilusión.
¿Qué carajos pasó con este país? ¿En qué momento la violencia se volvió rutina, las muertes se normalizaron y los gritos de auxilio se convirtieron en silencios perpetuos? ¿Cuándo las conversaciones familiares empezaron a versar sobre asesinatos y enfrentamientos en lugar de sueños y proyectos? ¿Cuándo la cultura se volvió aspiración de la buchonería? ¿Cuándo decidimos abandonar el enfoque de humanidad por el de simple política en un tema tan importante?
Ya no bastan las condolencias ni los comunicados que “condenan enérgicamente”. México no aguanta más. El país requiere acción, decisión tras otra enorme y p

Mi Morelia
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