Hay vínculos que se cuentan solos. Historias que no necesitan grandes discursos porque se sostienen en miradas, guiños y códigos compartidos. La de Florencia Peña (50) y su hijo Juan Otero (17) es una de ellas. Profunda, luminosa y atravesada por una complicidad que, aún en la risa y la chicana constante, deja ver algo más grande: la certeza de sentirse elegido, visto y amado tal cual uno es.

En una conversación íntima y emotiva para GENTE , madre e hijo abren su corazón para hablar como nunca antes sobre la aceptación, el orgullo, el acompañamiento y el amor incondicional . Lo hacen con una honestidad que conmueve, sin bajar el tono de humor que los caracteriza, pero dejando espacio para lo que cuesta, lo que se aprende, lo que se transmite y lo que se hereda.

La exclusiva produ

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