En tiempos de inmediatez y pantallas, coser invita a bajar el ritmo, concentrarse y disfrutar de la creación con las propias manos. No se trata solo de hacer ropa o arreglos, sino de redescubrir el placer de crear algo útil, duradero y hecho por uno mismo.

Como ocurre con la cerámica, el bordado o el tejido, la costura propone un regreso a lo manual, donde cada puntada exige atención y paciencia. Esa pausa creativa ayuda a reducir el estrés, mejorar la concentración y estimular la imaginación.

Empezar a coser también tiene beneficios prácticos : fomenta la autosuficiencia, reduce el consumo impulsivo y da la posibilidad de personalizar prendas o reciclar telas. Con cada nuevo proyecto, se gana confianza, precisión y una satisfacción única al ver el resultado final. Incluso, puede

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