La negociación del salario mínimo para 2026 en Colombia se perfila como un pulso intenso entre el Gobierno, los gremios empresariales y las centrales obreras, con estimaciones que sitúan el aumento entre un mínimo anclado a la inflación y un techo que podría ser uno de los más altos en términos reales de las últimas décadas.

La cifra final, que regirá a partir de enero, tendrá un impacto directo en el poder adquisitivo de millones de trabajadores y en la dinámica económica del país.

El punto de partida para cualquier aumento se basa en la fórmula tradicional que busca proteger el poder adquisitivo de los trabajadores: la inflación (Índice de Precios al Consumidor o IPC) del año que termina, más el indicador de productividad total de los factores.

Las proyecciones económicas indican que

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