La jornada europea del Rayo Vallecano ante el Lech Poznan, correspondiente a la Conference League , dejó una estampa poco habitual en el fútbol continental: provocaciones institucionales, enfrentamientos ultras, tensión interna en el vestuario y una remontada agónica sobre el césped . Lo que debía ser una fiesta deportiva acabó siendo una sucesión de incidentes que marcarán un antes y un después en Vallecas.
Provocación inicial: un vídeo del Lech Poznan desata la indignación
La escalada de tensión comenzó 24 horas antes del partido, cuando el club polaco difundió un vídeo en redes sociales recorriendo el vestuario visitante de Vallecas. En las imágenes, con tono burlesco, se hacía mención al estado modesto de las instalaciones, la falta de comodidades y la ausencia de elementos básicos como iluminación adecuada o toallas proporcionadas por el club local. El narrador polaco calificaba el lugar como “una reliquia del pasado”.
La reacción del Rayo fue inmediata. Su presidente, Raúl Martín Presa , calificó el vídeo como “miserable e incalificable”, recordando que figuras como Cristiano Ronaldo o Messi se han cambiado en ese mismo espacio “sin poner una sola pega”.
Enfrentamiento entre grupos ultras en las calles de Vallecas
La noche previa al partido derivó en graves disturbios callejeros entre los ultras locales (Bukaneros) y miembros radicales del Lech Poznan, especialmente la facción Kolejorz, de ideología contraria. Según la Policía Nacional, más de 400 individuos participaron en una “quedada” que desembocó en una batalla campal en las inmediaciones de la Avenida de la Albufera.
El conflicto dejó un herido y un detenido , ambos miembros del grupo local, tras la intervención de la policía, que llegó a efectuar disparos al aire para disuadir la violencia. El sindicato policial JUPOL criticó la falta de previsión del dispositivo de seguridad , señalando que la confrontación estaba anunciada en redes y foros radicales.
Asalto simbólico al estadio y despliegue de seguridad
Mientras se producían los disturbios, un conocido grafitero y ultra polaco, identificado como “ Kawu ”, logró colarse en el interior del estadio de Vallecas, donde pintó un grafiti con el símbolo del Lech Poznan y lo acompañó de pegatinas propagandísticas. Las imágenes fueron difundidas en redes, aumentando la indignación local.
Para el día del partido, la Policía organizó un amplio dispositivo con más de 400 agentes , ante la presencia de más de mil seguidores polacos, unos 250 sin entrada. Afortunadamente, no se registraron nuevos altercados durante la jornada del encuentro.
Una remontada marcada por la tensión en el banquillo
En lo deportivo, el Rayo comenzó el partido por debajo en el marcador (0-2 al minuto 39). Tras el descanso, el técnico Íñigo Pérez realizó un cuádruple cambio que resultó determinante para revertir el resultado. El ingreso de Pedro Díaz, Ratiu, Isi y Alemao dinamizó al equipo.
Sin embargo, el cambio también desató una discusión acalorada entre Íñigo Pérez y Iván Balliu , uno de los sustituidos. El enfrentamiento continuó en el banquillo, con gestos de evidente tensión. La situación no pasó desapercibida ni para los medios ni para el vestuario.
La remontada se consumó con goles de Isi (minuto 59), De Frutos (minuto 83) y Álvaro García (minuto 94) , lo que dejó la clasificación en una posición favorable para el Rayo. Sin embargo, el técnico abandonó el estadio sin ofrecer la habitual rueda de prensa, mientras los jugadores celebraban el triunfo y mantenían una reunión privada en el vestuario para abordar lo sucedido.
Repercusiones institucionales y sesión a puerta cerrada
El presidente Martín Presa no evitó pronunciarse sobre el incidente entre Balliu y el entrenador. En declaraciones a Radio MARCA, afirmó:
“Es intolerable que un futbolista proteste por un cambio. Es merecedor de sanción”.
A raíz de los acontecimientos, el club decidió cancelar la sesión de entrenamiento a puerta abierta prevista para el viernes , que iba a contar con presencia de medios y aficionados. La jornada se realizará finalmente a puerta cerrada, en un intento por calmar los ánimos antes del próximo compromiso liguero ante el Real Madrid.
Lo que debía ser un partido más en la fase de grupos de la Conference League se convirtió en una tormenta institucional, social y deportiva que obliga al Rayo Vallecano a hacer autocrítica y tomar medidas internas. Mientras la clasificación en Europa se endereza con tres puntos valiosos, el ambiente en torno al club requiere más que nunca unidad, responsabilidad y liderazgo .

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