El calendario de la cocina de mi madre se va a quedar en noviembre. Lo pensé al mirarlo el domingo, cuando creía que ese iba a ser su último día. Frente a la mesa hay unos azulejos con cenefa de flores y un enchufe. Ahí dejamos pegada hace meses una nota. Tere, 87 años. Es la respuesta a una de sus preguntas en bucle. Cuando se la señalábamos se sorprendía.

Hace ya unos días asfixié las cajas de comprimidos, los pastilleros, los inhaladores… Todo el arsenal que mantenía en un equilibrio frágil la rebelión interna de su cuerpo y su mente. Demasiados incendios al mismo tiempo. Sabiendo que el arsenal era imprescindible lo he odiado siempre. Cada vez que abría el armario verlo me confrontaba con todo lo que no estaba bien ni volvería a estarlo. Arrastrar todo eso a una bolsa y cerrarla con

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