Sitiados. La legislatura, el fiscal general, la tropa de Koldo, Mazón y compañía, la mujer y el hermano de Sánchez, y hasta los sobres del PSOE. En manos de las togas. Un rosario de causas judiciales a modo de polvorín desestabilizador porque arrastra paladas de pasiones enconadas en una clase política cada día más desquiciada. Tantas emociones encadenadas desbordan el vaso de la racionalidad. Y la onda expansiva de sus sacudidas supera cualquier barrera. Ahí están las instituciones, asemejando un juguete roto, asaeteadas por vetos, bastardos intereses partidistas y sometidas a un horizonte plagado de incertidumbre. El surco demasiado fértil para que crezcan las malas hierbas de Vox, la mentira hipócrita y el radicalismo, incluso mediático.

Cercados por el devenir judicial con sentencias

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