La legislatura de Pedro Sánchez se adentra en una fase crítica tras perder el control sobre los principales resortes de poder que hasta ahora había manejado con relativa comodidad. La ruptura formal con Junts, la presión judicial creciente y la desconfianza del entorno económico han erosionado la capacidad de maniobra del Ejecutivo.
Bloqueo parlamentario
La decisión de Junts de presentar enmiendas a la totalidad contra todas las leyes del Gobierno ha desactivado la mayoría parlamentaria con la que Sánchez venía operando. Sin los siete votos del partido de Carles Puigdemont, el Ejecutivo queda a merced de negociaciones caso por caso, sin margen de error.
Este escenario recuerda al de 2019, cuando ERC tumbó los Presupuestos y obligó a Sánchez a convocar elecciones anticipadas. Ahora, Moncloa ha optado por aplazar la presentación de los Presupuestos Generales del Estado a 2026 para evitar una derrota parlamentaria que coincida con citas electorales clave, como las autonómicas en Extremadura.
Frentes judiciales abiertos
La Justicia también se le ha vuelto en contra. La imputación de Judit González , secretaria general de la Presidencia, se suma a la investigación contra Begoña Gómez , esposa del presidente. Además, el Tribunal Supremo ha abierto juicio oral contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz , por revelación de secretos, lo que mina aún más la credibilidad institucional del Ejecutivo.
Por si fuera poco, la ley de amnistía , pilar del acuerdo de investidura con los independentistas, está atrapada en un doble frente: su aplicación desigual en los juzgados y la posible colisión con el derecho comunitario, pendiente de pronunciamiento por parte del Tribunal de Justicia de la UE.
Desconfianza empresarial
El frente económico tampoco ofrece oxígeno. En círculos empresariales y financieros, crece la cautela hacia un Gobierno que antes generaba confianza con una llamada. Ahora, según se ha visto en eventos como el Foro La Toja , el Ibex 35 observa con preocupación la incertidumbre legislativa y el intervencionismo, como en el caso de la OPA de BBVA sobre Sabadell , donde la presión política ha sido mal recibida.
Un Congreso sin rumbo y sin control
Todo esto ha convertido al Congreso en un espacio ingobernable , donde cada ley puede encallar y las votaciones se han convertido en laberintos impredecibles. La combinación de bloqueo legislativo, presión judicial y pérdida de respaldo económico dibuja un escenario de debilidad estructural para Sánchez, sin precedentes desde su llegada al poder.
En este contexto, el Ejecutivo busca ganar tiempo agitando banderas exteriores y recurriendo a discursos movilizadores para su base electoral. Pero la realidad, cada vez más evidente, es que el calendario ya no lo marca Moncloa , sino Junts, los tribunales y los mercados .

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