Unas semanas después del ascenso el 20 de noviembre de 1975 a los cielos —o no— del dictador Francisco Franco , esa misma bóveda celeste descargó sobre Canarias una cantidad de agua, acompañada de rachas de viento superiores a los 200 kilómetros por hora , que generó importantísimos destrozos en todo el Archipiélago . Seguro que el supuesto aterrizaje del militar golpista a ese supuesto paraíso donde, según la Biblia, se somete a juicio al recién llegado poco o nada tuvo que ver con la devastación causada por aquella tormenta subtropical que el 14 de diciembre dejó las Islas incomunicadas y a oscuras durante horas, provocando incluso que los ciudadanos abandonaran sus viviendas por miedo a que se derrumbaran. Pero, echando mano de la fantasía similar sobre la cual se sustent

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