El hedor es insoportable. Apesta a muerto este Real Zaragoza ya en estado de descomposición, con los gusanos campando a sus anchas por un cadáver al que los suyos siguen llorando a moco tendido. La defunción, a la espera de certificado oficial, aboca al más profundo desconsuelo a una familia que lleva mucho tiempo sufriendo pero empeñada en no dejar de creer. La tristeza es colosal.

Seis derrotas consecutivas acumula ya este Zaragoza podrido , tres de ellas con un tal Rubén Sellés en el banquillo. Otro entrenador de autor que fracasa. Porque el valenciano, refugiado en mejorías falsas, no ha hecho sino echar más paladas de tierra a un ataúd en el que habita un equipo que, con el valenciano en el banquillo, está cada vez más lejos de la salvación.

No tiene un pase hasta ahora este e

See Full Page