El compromiso del presidente Donald Trump de llevar a cabo el mayor programa de deportación interna en la historia de Estados Unidos —expulsando a un millón de personas al año— es uno de sus objetivos principales.
Su administración ha reclutado a varias agencias federales para reforzar las operaciones de control migratorio en todo el país.
Agentes vestidos con ropa de camuflaje están mostrando su presencia en ciudades como Los Ángeles, Chicago, Memphis, Washington y Nueva York, a menudo enfrentándose con manifestantes en el proceso.
Algunos agentes trabajan para agencias como la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP, por sus siglas en inglés), el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y la Guardia Costera de EE.UU., todas bajo la supervisión de la secreta

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