Pronto harán tres mese s que los Estados Unidos elevó su escalada contra Venezuela, movilizando hacia el Caribe una considerable flota y miles de soldados.

Fue un episodio más de la agresión contra un pueblo en Paz y de Paz que ya pasa de 10 años.

La guerra, porque lo es, contra los venezolanos y venezolanas ha sido implacable.

Las sanciones unilaterales extranjeras provocaron -junto es cierto el empeño de implantar un modelo fracasado- el mayor derrumbe de una economía nacional en la historia reciente de la humanidad con la afectación de la vida de millones de familias.

El acoso mediático ha derivado en un clima permanente de incertidumbre y angustia que se multiplica sumado a las expectativas de unos pocos de provocar un cambio por la vía violenta -a pesar de tantos intentos fallido

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