Solamente se quejan los que pierden. Al fútbol español le sobra chulería y le falta humildad . Culpar al árbitro en la derrota es tan viejo como el arca de Noé, la mayoría de las veces sin razón. El ejemplo más reciente el de Pepe Bordalás después de caer en Son Moix, merecida o inmerecidamente en base a la diversidad de opiniones o el bando de la fiesta. Repasemos a título didáctico lo sucedido este último fin de semana.
El entrenador del Getafe se queja de un penalti que según él vió toda España, en una mano de Mojica en pugna con Arambarri, que tiene de ingenuo lo que yo de bombero. Ambos confunden lo incidental con lo accidental. Tampoco pediremos peras al olmo. Dicho golpe con el brazo se produce en el seno de una disputa en la que convergen el brazo del delantero con el del defensa. No hay peligro de gol, habría que discutir si la acción ofensiva provoca el rebote defensivo y, sea como sea, el balón queda muy fuera del ángulo de la portería y se dirige a la línea de fondo sin opción alternativa.
Osasuna se quejó poco de la pena máxima que sentenció su derrota en Sevilla. Pizarro Gómez desde la cabina VOR llamó al árbitro, Ortiz Arias, en un remate de Juanlu que se marchó fuera antes de que, en efecto, el empeine de Moi Gómez contactara con su músculo gemelo. El colegiado no se había equivocado claramente, lo que de acuerdo con el reglamento el VAR no debería intervenir, máxime cuando dicho toque se produjo cuando el balón ya había salido de la bota del atacante sin haber obstáculo previo que lo impidiera.
Por último la queja del «míster» del Celta de Vigo porque a punto de comenzar el partido ante el Barça en Balaídos, Casadó se sintió con molestias y fue reemplazado por Olmo . Puestos a protestar para no hablar de la superioridad rival, sacó a colación su desacuerdo con el reglamento que permite dicho relevo cuando, según Giráldez, debería contar como una sustitución. Puede transmitirlo a la Comisión de Reglamento de la FIFA que tampoco tiene mucho que hacer y empeora el juego cada vez que cambia o introduce una norma.
La herramienta audiovisual en solfa es una magnífica ayuda que sin embargo se usa como muchísimos de los inventos del hombre creados para hacer el bien y usados a favor del mal. Bastaría con menos quejas de perdedores y que los jueces aplicaran su propio reglamento, intervinieran en casos flagrantes y señalasen siempre lo mismo en idénticos supuestos, lo que tampoco contemplan. «Por algo será», decía La Bombi en los años de la tele en blanco y negro.

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