Si piensas en Oaxaca, es probable que tu mente se llene de imágenes de tlayudas, calles coloniales de cantera verde y la increíble cultura del mezcal.

Sin embargo, en 2025, esta capital cultural se convirtió, silenciosamente, en el epicentro de una revolución financiera personal. La conversación en las mesas familiares dejó de girar exclusivamente en torno al precio del dólar físico o la mejor casa de cambio, para abrir paso a un abanico de alternativas que, hasta hace poco, parecían reservadas para brokers de la Ciudad de México o entusiastas tecnológicos.

El dólar sigue siendo un rey, sin duda, pero un rey cuyo trono empieza a ser disputado.

Este cambio de mentalidad no es casualidad ni una moda pasajera. Responde a una necesidad profunda de proteger el patrimonio en un año marcado po

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