En tiempos donde la ansiedad infantil y el estrés escolar son temas crecientes , algunas escuelas comienzan a mirar hacia modelos educativos que priorizan el bienestar emocional. Entre ellos, el enfoque de Reggio Emilia (desarrollado en el norte de Italia después de la Segunda Guerra Mundial) se destaca por su mirada integradora : propone una educación basada en la belleza, la colaboración y la escucha activa, donde el ambiente y las relaciones son tan importantes como los contenidos.

Su esencia radica en mirar la infancia con respeto, curiosidad y escucha . Es decir, los chicos ya no son receptores de información, sino protagonistas del conocimiento. Cada gesto, silencio o mirada es interpretado como una forma de lenguaje, y el rol del docente se asemeja más al de un investigador

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