Muchas son las plantas que podemos escoger para ambientar nuestro hogar. Y aunque generalmente solemos fijarnos en si necesitan mucha luz, o riego constante, lo cierto es que también hay plantas que parecen tener un carácter especial ya que se dice de ellas que dan suerte. En el País Vasco lo saben bien. De hecho tienen la Eguzkilore , una flor que muchos han visto en las puertas de caseríos, tabernas tradicionales y como no, también las casas donde se desea mantener la buena suerte. Pero lo cierto es que mucha gente no sabe qué significa ni por qué se coloca siempre en la entrada.
La tradición recoge que la Eguzkilore es una flor un amuleto , un guardián silencioso que vela por la casa y por quienes viven dentro. L a leyenda dice que protege frente a brujas, lamias (un ser mitológico), espíritus oscuros y todo aquello que en la mitología vasca representaba lo desconocido. Pero también simboliza algo más sencillo y profundo: la luz que ahuyenta la oscuridad. Y, teniendo en cuenta que esta historia se remonta a épocas en las que las noches eran un territorio misterioso y la vida dependía de la naturaleza, no sorprende que haya perdurado tanto tiempo. Hoy, sin embargo, la Eguzkilore ha dado el salto a las tiendas artesanales, donde se suele vender como una pieza especial, con certificado de origen y pensada para colocar en puertas o paredes . Suele tener eso sí, un precio algo elevado de más de 100 euros, y además las floristerías que la venden lo hacen bajo reserva, ya que su cosecha se recoge una vez al año, en septiembre. Todo esto ha provocado que aumente el interés por saber qué representa realmente esta flor y cómo hay que colocarla para atraer la suerte según la tradición vasca.
Esta es la flor que protege los hogares del País Vasco
La palabra Eguzkilore se forma con eguzki (sol) y lore (flor) . Y no es casualidad: la mitología cuenta que, cuando los humanos vivían todavía sin sol ni luna, la oscuridad dominaba la tierra y los seres malignos campaban a sus anchas . Amalur, la Madre Tierra, decidió entonces crear primero la luna y después el sol. Pero aún quedaba un problema: los espíritus seguían acercándose a los hogares por la noche.
Para evitarlo, Amalur creó esta flor tan brillante y tan especial que, al verla, las criaturas de la oscuridad pensaban que era el propio sol. Y huían. Esa es la esencia del mito: una flor protectora que actúa como un pequeño sol vigilante en la entrada de la casa.
Botánicamente, la Eguzkilore corresponde a la especie Carlina acaulis, un cardo claro y redondo que parece casi metálico cuando se seca. Crece en zonas montañosas, en laderas del norte de la península, y durante siglos las familias vascas lo recogían para colgarlo en sus caseríos. De hecho, era tan habitual que se convirtió en uno de los símbolos más reconocibles del imaginario vasco.
Dónde hay que colocarla para atraer la suerte, según la mitología
La tradición es clara: la Eguzkilore debe colocarse e n la puerta principal de la casa. Justo ahí, en la entrada, porque ese es el punto donde se libraba, según la creencia popular, la batalla entre las fuerzas de la luz y la oscuridad.
Se cuelga normalmente en la parte superior del marco, sobre el dintel, para que sea visible desde fuera. En muchos caseríos se coloca incluso sobre una pequeña tabla de madera para que aguante mejor las inclemencias del tiempo. Hoy, como hace la tienda Maghú, suele venir con una base imantada o con soporte para colgar sin complicaciones.
¿Y por qué en la puerta? La leyenda dice que los seres oscuros, al encontrarse con la Eguzkilore, se detenían confundidos ya que como mencionamos, pensaban que era el sol y que no podían continuar su camino.
Otros relatos aseguran que se veían obligados a contar cada una de sus puntas y espinas, algo que les llevaba toda la noche hasta que amanecía. Y algunos textos populares afirman que simplemente no podían traspasar un símbolo de luz y protección. Sea como sea, la función siempre era la misma: proteger la casa y a quienes vivían dentro.
Hoy en día, además de colocarse en puertas, muchas personas la ponen también en paredes interiores como símbolo de buena suerte, o incluso como elemento decorativo que recuerda las raíces familiares. Pero en la tradición original, su lugar siempre fue la entrada, el límite entre el mundo exterior y el hogar.
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De amuleto ancestral a objeto artesanal muy codiciado
La Eguzkilore se ha revalorizado tanto en los últimos años que algunas tiendas artesanales han empezado a trabajar como ya mencionamos con listas de espera. Por ejemplo la puedes comprar online en la tienda Maghú que sólo realiza una cosecha de flores al año y las entrega con certificado que acredita su origen. El precio, 149 euros, r esponde a varios factores: la propia dificultad de obtener la flor, la preparación manual y el valor simbólico que mantiene.
En cualquier caso, sigue siendo un objeto profundamente cultural. No es sólo decoración ni un elemento de moda: es una pieza que se sigue regalando para proteger un nuevo hogar, para desear suerte o como símbolo de identidad vasca. Muchas familias la colocan cuando cambian de casa, al inaugurar un negocio o incluso en celebraciones como bodas, donde representa prosperidad y luz para la nueva etapa.

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