A menudo eclipsada por Toronto o Montreal, Ottawa es una capital que se descubre despacio. Es limpia, verde, ordenada y sorprendentemente vibrante cuando se la recorre a pie. No todo son despachos y edificios gubernamentales: entre el Parlamento y el canal Rideau se esconden barrios con vida, historia y carácter. Cada uno cuenta algo distinto de Canadá: su pasado colonial, su espíritu artístico o su obsesión por convivir con la naturaleza.
El mapa de la ciudad se divide en zonas muy definidas, y conocerlas es entender la personalidad múltiple de esta capital. Aquí van las imprescindibles.
ByWard Market: vibrante ciudad
En el corazón del casco histórico, ByWard Market es el alma más viva de Ottawa. Fundado en 1826, fue uno de los primeros mercados públicos del país y hoy sigue siendo un punto de encuentro para locales y turistas. Sus calles empedradas se llenan de flores, frutas, artesanías y el aroma a BeaverTail , una masa frita cubierta con azúcar o chocolate que se ha convertido en emblema canadiense.
Alrededor del mercado, las terrazas siempre están llenas y los músicos callejeros ponen ritmo a la tarde. Desde aquí puedes visitar la Galería Nacional de Canadá , con su inconfundible araña gigante frente a la entrada, o la Basílica de Notre-Dame , una de las iglesias más bonitas del país. Cuando cae la noche, ByWard se transforma: los bares abren hasta tarde y la atmósfera adquiere un tono más cosmopolita.
The Glebe: la postal de Canadá
Si lo que buscas es una Ottawa más calmada y elegante, basta con caminar unos minutos hacia el sur para llegar a The Glebe , un barrio que parece sacado de una postal. Cruza el Canal Rideau , Patrimonio Mundial de la UNESCO, y verás filas de casas de ladrillo, árboles inmensos y calles tranquilas llenas de vida de barrio. En invierno, el canal se congela y se convierte en la pista de patinaje más larga del mundo, pero en verano es un paseo perfecto para recorrer en bicicleta.
En su arteria principal, Bank Street , abundan las librerías, los cafés independientes y las tiendas de productos locales. Muy cerca está Lansdowne Park , un espacio con jardines, estadios y pequeños mercados donde siempre hay algo en marcha. The Glebe tiene esa mezcla canadiense de sofisticación y sencillez: parece residencial, pero está lleno de rincones por descubrir.
Hintonburg y Wellington West: barrios gemelos
Al oeste del centro se levanta el Ottawa más moderno y alternativo: Hintonburg y Wellington West , dos barrios que comparten una energía creativa contagiosa. Aquí florecen las galerías de arte, los talleres de diseño y las microcervecerías. Es el lugar donde los jóvenes artistas y emprendedores han reinventado viejos edificios industriales para llenarlos de color, música y gastronomía.
El Parkdale Market conserva su esencia tradicional con productos frescos, pero a su alrededor todo respira innovación. Cafés minimalistas, murales en cada esquina y una sensación de comunidad que recuerda a los barrios más modernos de Montreal. Hintonburg es, en pocas palabras, el rostro contemporáneo de la capital.
Centretown: el centro de Ottawa
Y, por supuesto, está el núcleo político y monumental de la ciudad: Centretown . Es el epicentro del poder, donde se alzan el Parlamento de Canadá , el Monumento a la Paz , y el Confederation Boulevard , una avenida monumental que conecta los edificios más simbólicos. Pero no todo es solemnidad; a pocas calles del Parlamento, Elgin Street ofrece un ambiente urbano lleno de bares y restaurantes, donde los funcionarios se mezclan con los viajeros en busca de una buena cena. En esta zona también destaca el Museo Canadiense de la Naturaleza , un edificio neogótico que combina ciencia, historia y arquitectura en partes iguales.

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