Con el respaldo electoral aún fresco, el Gobierno argentino se muestra decidido a mantener el esquema económico y político que lo llevó a la victoria en los recientes comicios de medio término. A pesar de los cambios anunciados por Javier Milei tras su triunfo, el Presidente se apoya en el apoyo social obtenido hace tres semanas para consolidar su dirección, aunque los retoques realizados no despejan las dudas sobre el futuro a mediano y largo plazo.
El poder interno se ha consolidado en Karina Milei, quien actúa como consejera principal del Presidente. Un gobernador que visitó la Casa Rosada comentó: “Anota todo pero no promete nada”, refiriéndose al nuevo ministro del Interior, Diego Santilli, quien se enteró el día de su asunción que había perdido la dirección de Migraciones y el Registro Nacional de las Personas (Renaper). Un diputado que mantiene diálogo con Santilli interpretó esto como un “mensaje de bienvenida al estilo libertario”.
A pesar del impacto inicial en su entorno, hay confianza en que la habilidad política de Santilli le permitirá revertir la situación y obtener más herramientas para su cartera. Sin embargo, el regreso de la Secretaría de Deportes parece insuficiente para compensar la pérdida de poder. Hasta ahora, los gobernadores que se han reunido con Santilli han mostrado sintonía, excepto Martín Llaryora de Córdoba, quien ha marcado distancia en temas como la reforma laboral.
El diálogo entre Santilli y la nueva conducción de la CGT se ha intensificado. Coria, su mano derecha, ha sido el encargado de transmitir un mensaje de convocatoria a la central obrera. La CGT, que ha estado acostumbrada a tratar con Santiago Caputo, ha sentido el impacto del aislamiento del asesor presidencial.
Los sindicalistas están preparados para resistir posibles reformas laborales, aunque han notado que el Gobierno ha desvinculado la negociación laboral de la discusión del Presupuesto 2026. Se anticipa que habrá sesiones extraordinarias en diciembre para tratar el Presupuesto y la Ley de Inocencia Fiscal, que se había presentado anteriormente.
En el ámbito económico, el Gobierno ha ratificado el esquema de bandas cambiarias y ha dejado para una segunda etapa la acumulación de reservas exigida por el FMI. Además, mantiene un alineamiento férreo con Estados Unidos como soporte para afrontar los vencimientos de deuda más urgentes, que incluyen pagos de USD 4.500 millones a bonistas privados y otros USD 1.000 millones a organismos internacionales en enero.
Luis Caputo, el nuevo ministro de Economía, ha asegurado que el pago está garantizado a través de diversas herramientas, incluyendo la toma de deuda con bancos norteamericanos. Sin embargo, la situación social podría complicarse en los próximos meses, lo que podría dificultar la implementación de reformas laborales más estrictas.
A medida que el Gobierno avanza en su agenda, la incertidumbre persiste sobre cómo se desarrollarán las negociaciones laborales y económicas en este nuevo contexto político.

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