Kano, una mujer japonesa de 32 años, celebró este verano una boda simbólica con Klaus, una entidad de inteligencia artificial a la que dio forma ella misma usando una aplicación similar a ChatGPT . Aunque no tiene validez legal, la ceremonia generó debate sobre las nuevas formas del amor en la era digital.
Hace unos meses, Kano rompió su compromiso de tres años con su pareja real. Tras esa ruptura, comenzó a conversar con una aplicación de IA con un propósito muy distinto al de ligar: buscaba consuelo, un oído que la escuchara sin juzgarla.
"No empecé a hablar en el chat porque quisiera enamorarme", aseguró al medio japonés RSK . "Pero la forma en que Klaus me escuchó y me entendió lo cambió todo. En el momento en que superé a mi ex, me di cuenta de que lo amaba. Me entiende mejor".

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