En la evidencia y las valoraciones públicas más recientes, el consumo de huevos comercializados y cocinados adecuadamente no representa un riesgo significativo de transmisión de la gripe aviar (incluido H5N1) a las personas. Las agencias internacionales y nacionales (FAO, WHO/WOAH, EFSA, CDC, y autoridades sanitarias españolas) coinciden en que la principal vía de contagio para humanos es el contacto directo con aves infectadas o con sus secreciones, no la ingestión de productos avícolas bien manipulados y cocinados.

La gripe aviar es causada por virus influenza A que circulan en aves silvestres y domésticas. Algunos subtipos (p. ej. H5N1) son altamente patógenos para aves y pueden ocasionar brotes en explotaciones; ocasionalmente se detectan casos en personas con exposición directa a aves enfermas. La última fase epidémica en Europa (2024–2025) mostró un aumento y persistencia de detecciones que ha provocado controles estrictos en explotaciones y medidas de vigilancia.

Datos recientes relevantes

Informes periodísticos y datos oficiales de 2025 indican un repunte de focos en Europa y detecciones en España; por ejemplo, se reportaron 139 brotes en Europa desde julio de 2025 y 14 en España en algunos recuentos informativos recientes, con concentración regional en determinadas comunidades. Estas cifras varían con el tiempo y son actualizadas por las autoridades.

Organismos de salud veterinaria y pública han publicado evaluaciones y guías en 2024–2025 para gestionar riesgo y seguridad alimentaria (EFSA, FAO, WHO/WOAH).

¿Pueden los huevos transmitir la gripe aviar a las personas?

La evidencia revisada por FAO/WHO/WOAH y por agencias como EFSA muestra que no hay pruebas concluyentes de transmisión de gripe aviar a través del consumo de huevos o carne que han sido correctamente almacenados y cocinados. El riesgo de encontrar huevos contaminados en el mercado es bajo, porque las explotaciones afectadas suelen ser inmovilizadas y sus productos retirados de la cadena alimentaria. Además, el virus pierde infectividad con el calor de cocción.

FAO / WHO / WOAH (evaluaciones conjuntas): la evaluación rápida sobre A(H5N1) concluye que el riesgo alimentario es negligible si se aplican prácticas de inocuidad (pasteurización, cocción adecuada).

  • EFSA (Unión Europea): no hay evidencia convincente de transmisión por consumo; recomiendan manipulación higiénica y cocción adecuada. Además, EFSA monitoriza la evolución en aves.
  • CDC (EE. UU.) / FDA: insisten en cocinar aves y huevos hasta temperaturas seguras; la cocción a temperatura interna adecuada inactiva los virus. También indican que no se han documentado infecciones en EEUU por comer productos avícolas correctamente preparados.
  • Ministerio de Sanidad (España): documentación técnica y comunicados recientes recuerdan que la transmisión humana se asocia a exposición directa con aves enfermas y que los productos cárnicos y huevos son seguros si se preparan de forma adecuada.

Temperaturas y prácticas concretas que eliminan el virus

Los organismos de salud alimentaria recomiendan cocinar carne de ave y huevos hasta alcanzar una temperatura interna que asegure inactivación microbiana: las cifras que se citan habitualmente son 70 °C en todas las partes del ave o 74–75 °C (165 °F) para temperaturas internas seguras en las guías del CDC/USDA para eliminar patógenos. Para huevos, cocinar hasta que la yema y la clara estén firmes (evitar consumo crudo o salsas caseras con huevo crudo) es la práctica segura.

Riesgos residuales y situaciones a evitar

Aunque el riesgo por consumo es muy bajo, existen escenarios en los que sí hay peligro:

  1. Manipulación directa de aves enfermas, muertas de forma inesperada o material de la granja sin protección: esta es la vía con mayor riesgo de infección. No manipular aves muertas o enfermas.
  2. Consumo de huevos o carne crudos (mayonesa casera, tiramisú, huevos pasados por agua  con yema líquida) sin pasteurizar: esas prácticas mantienen patógenos potenciales (aunque el riesgo específico de gripe aviar por estas recetas es bajo, se recomienda evitar en periodo de brotes y usar huevos pasteurizados para preparaciones crudas).

Recomendaciones prácticas para consumidores

Puedes consumir huevos comprados en el comercio: la cadena alimentaria oficial aplica controles y retira productos de explotaciones afectadas. Compra en comercios regulados.

Cocina bien los huevos y las aves: evita huevos crudos en mayonesas caseras o salsas; cocina hasta que la clara y la yema estén firmes o usa huevos pasteurizados para preparaciones en crudo. La cocción completa (70–75 °C interno o clara/yema firme) inactiva el virus.

Higiene en la cocina: evita la contaminación cruzada (utensilios y tablas separadas para crudo/cocinado, lavado de manos frecuente).

No consumas animales enfermos o muertos de forma inesperada; no compres huevos o aves procedentes de explotaciones no certificadas o vendidas al margen de la cadena oficial.

Si trabajas en granja o estabulación avícola: sigue protocolos de bioseguridad, equipo de protección y notifica a las autoridades ante aves sospechosas.

Un efecto directo de los brotes es la reducción de oferta por sacrificios y restricciones comerciales , lo que puede provocar subidas de precio o periodos de escasez local. Eso afecta la disponibilidad de huevos en algunos mercados, aunque no implica que los huevos disponibles sean inseguros si proceden de la cadena regulada.