En un movimiento celebrado por organizaciones ambientales, la Cumbre de Líderes de la COP30 en Belém ha dado luz verde a compromisos históricos que colocan los derechos sobre la tierra de los pueblos indígenas y comunidades locales en el centro de la acción climática global. Estos acuerdos buscan canalizar financiamiento directo hacia quienes gestionan algunos de los ecosistemas más vitales del planeta.
El lanzamiento del Compromiso Intergubernamental sobre Tenencia de la Tierra (ILTC) y la renovación del Forest and Land Tenure Pledge marcan un punto de inflexión en el reconocimiento del papel fundamental que juegan estas comunidades en la protección de la naturaleza. El compromiso renovado asciende a 1,800 millones de dólares , reforzando el pacto original de la COP26.
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