ETA siempre tuvo entre sus objetivos preferentes al Rey Juan Carlos. Quien tanto había contribuido a la llegada de la democracia a España y la consiguiente amnistía, que puso a todos los terroristas en la calle, era, no un estorbo, por más que le llamaran «heredero del franquismo» y la «X de los GAL», sino el hito, mediante su eliminación, para que el Gobierno de turno negociara con ellos la libertad de sus presos y, por supuesto, la independencia del País Vasco. Colocaron, por lo tanto, al Monarca en primer lugar de los que había que «meter en una caja de pino» para que los políticos se avinieran a abrir esas conversaciones. En esa lista estaban también el presidente del Gobierno, los miembros del PP y del PSOE, periodistas, empresarios, etcétera.
Los etarras, como era habitual, se movía

LA RAZÓN España

Noticias de España
Detroit Free Press
Raw Story
People Top Story
Atlanta Black Star Entertainment
Asheville Citizen Times