JERUSALÉN — En un destartalado parque industrial del sur de Israel, un enorme almacén de carga reconvertido bulle de actividad con cientos de soldados estadounidenses e israelíes, oficiales de inteligencia árabes, trabajadores humanitarios internacionales y diplomáticos y personal militar de toda Europa e incluso de lugares tan lejanos como Singapur.

Su misión oficial es ayudar a supervisar el frágil alto el fuego entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza.

Pero también se les ha encomendado la tarea de ayudar a elaborar planes ambiciosos para el futuro de la Franja tras la guerra, en consonancia con la propuesta de paz de 20 puntos del presidente Donald Trump :

desarmar a Hamás y reconstruir Gaza bajo una nueva administración palestina independiente.

El lunes, el Consejo de Seg

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