El presidente Donald Trump rechazó el martes una pregunta sobre el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, ocurrido en 2018, durante una reunión con el príncipe heredero saudita Mohammed bin Salman en el Despacho Oval. Trump calificó a Khashoggi como una figura “extremadamente controvertida” y argumentó que el tema solo se mencionaba para avergonzar al príncipe durante su visita. “A mucha gente no le caía bien ese señor del que hablas. Te guste o no, las cosas pasan”, afirmó Trump.
El encuentro marcó el regreso del príncipe heredero a la Casa Blanca tras más de siete años de aislamiento diplomático debido al asesinato de Khashoggi, quien fue desmembrado por agentes saudíes en el consulado de Arabia Saudita en Estambul. Durante la visita, el príncipe fue recibido con honores de Estado, incluyendo una escolta militar y un sobrevuelo de aviones de combate.
Trump elogió al príncipe heredero, destacando su “increíble” historial en derechos humanos y nuevos acuerdos de inversión saudí en Estados Unidos. Sin embargo, el príncipe Bin Salman evitó comprometerse con algunas de las prioridades de Trump. En respuesta a la pregunta sobre el asesinato, Trump se mostró ofendido y dijo: “No tiene por qué avergonzar a nuestro invitado con una pregunta como esa”.
El príncipe heredero, por su parte, expresó su dolor por la muerte de Khashoggi y defendió la investigación saudí, afirmando que “tomaron todas las medidas correctas”. Hanan Elatr Khashoggi, viuda del periodista, respondió a los comentarios de Trump, afirmando que no hay justificación para el asesinato de su esposo. “Jamal era un hombre bueno, transparente y valiente”, declaró.
La CIA había concluido en 2021 que el príncipe Bin Salman aprobó el asesinato, aunque él ha negado cualquier implicación. Durante su primer mandato, Trump minimizó el papel del príncipe en el crimen, a pesar de expresar su descontento por el mismo. Su sucesor, el presidente Joe Biden, también intentó distanciarse de Arabia Saudita, pero reconoció su influencia en la región.
Trump busca fortalecer la relación con Arabia Saudita, con la esperanza de que el reino se una a los Acuerdos de Abraham, que normalizarían relaciones con Israel. Sin embargo, el príncipe Bin Salman dejó claro que esto no sucederá sin una solución clara para un Estado palestino. Además, el príncipe anunció un aumento en el compromiso de inversión de Arabia Saudita en Estados Unidos, elevando la cifra de 600.000 millones a un billón de dólares, lo que representa casi toda la producción económica anual del reino.

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