El Congreso de la Unión opera bajo un calendario que combina actividad intensa con extensos periodos de pausa.

Cada año, senadores y diputados suspenden sus sesiones ordinarias en dos recesos que, en total, suman alrededor de 75 días sin actividad en el pleno.

Aunque no se tratan técnicamente de “vacaciones” , estos lapsos funcionan como una interrupción formal del trabajo legislativo.

El primer receso inicia el 16 de diciembre y concluye el 31 de enero ; el segundo abarca del 1 de mayo al 31 de agosto .

La Constitución prevé excepciones en años de cambio de gobierno federal, cuando los calendarios pueden ajustarse para facilitar la transición presidencial.

Comisión Permanente: la pieza que mantiene vivo al Congreso

Pese a las pausas, el Congreso no queda completament

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