Simón Bolívar y Pablo Morillo encarnan dos mundos enfrentados: el aristócrata liberal y el campesino fiel a la corona. Sus caminos se cruzaron en la guerra de independencia, y sus decisiones marcaron no solo el destino de Venezuela, sino también el curso de nuestra historia.
En 1835, Morillo sorprendió al entregar a O’Leary documentos capturados por los realistas, reconociendo silenciosamente la labor de su antiguo rival. Ese gesto demuestra que incluso los mayores antagonismos contienen matices de respeto y humanidad. Bolívar y Morillo fueron rivales, pero su historia compartida nos enseña que las diferencias pueden ser fuente de entendimiento y aprendizaje.
La grandeza de un país no se mide solo por victorias y derrotas, sino por la capacidad de reconocer la complejidad de sus protagon

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