Hace muchos años que se pudo constatar el elevado grado de deterioro que sufre el emisario submarino que canaliza el agua tratada en la depuradora de Gandia para verterla a entre dos y tres kilómetros mar adentro, evitando así que las impurezas y contaminantes que arrastra afecte a las playas, especialmente las de Marenys de Rafalcaid y Daimús , las más próximas al punto de vertido.
Tanto es así que hace seis años el concejal de Servicios Urbanos de Gandia, Miguel Ángel Picornell, solicitó a la Generalitat, titular de esa infraestructura, que acometiera obras de mejora. Así se hizo poco después, si bien los técnicos señalaron que era necesario actuar en más tramos de la tubería submarina tras constatar que tiene varios puntos por donde se escapa el caudal de agua residual.
El mome

Levante-EMV

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