El 1 de diciembre de 2009, la policía cateó una casa en las afueras de Thunder Bay, Ontario, en busca de una pistola calibre .22 de procedencia ilegal.
En su lugar, encontraron dinero en efectivo escondido por la propiedad, mucho dinero, incluidos 15.000 dólares canadienses metidos en un ducto de calefacción del suelo de la sala de estar y 9750 en una maleta en la cochera y 1,2 millones dentro una tina Rubbermaid que estaba enterrada bajo el suelo de tierra del garaje.
El arrendatario, Marcel Breton, fue acusado de posesión de ganancias ilícitas y otros delitos. Pero en el juicio impugnó con éxito la orden de cateo que la policía utilizó para confiscar el dinero, y fue absuelto.
Eso dejó la cuestión de qué hacer con el dinero: ¿Debía devolverse a Breton o pasar a manos del gobierno?
El

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