Una de las primeras cosas que dice Ismael Peña cuando recibe a El Espectador en una oficina, en el tercer piso de un edificio en el nororiente de Bogotá, es que ya lo pueden llamar rector. “A diferencia de hace unos meses, cuando conversamos, ya es claro que soy el rector de la Universidad Nacional”, dice y sonríe. Luego, toma una llamada de otro académico para recibir una nueva felicitación.

La decisión que tomó el Consejo de Estado de anular el nombramiento de Leopoldo Múnera como rector de esa universidad, le permitió a Peña retomar el...

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