Por TERESA DE MIGUEL
BELÉM, Brasil (AP) — Zaqueu Belém Araújo corta una hoja de un árbol de açaí y con destreza la dobla y la retuerce para atar un extremo con el otro y formar un anillo resistente. Se quita las sandalias, introduce los pies descalzos en el anillo de palma y trepa rápidamente por el tronco del árbol para alcanzar una rama de la preciada fruta.
Es así como se ha cosechado la baya de açaí durante generaciones en los quilombos brasileños —comunidades formadas por descendientes de esclavos fugitivos—. La técnica, que es mínimamente invasiva, no daña los árboles y ayuda a preservar los bosques de la Amazonía.
“Entendemos que mantener vivo el bosque también nos mantiene vivos”, dijo Erica Monteiro, una de las aproximadamente 500 residentes de Itacoa Miri, una comunidad de cal

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