El polvo blanco del almidón todavía flota en el aire cuando llegan los peritos a medir grietas y a contar muros caídos. Sobre las ruinas recientes se mezclan los olores de la yuca fermentada y la pólvora. Mondomo, el único corregimiento de Santander de Quilichao, vuelve a despertar entre láminas retorcidas, paredes abiertas y techos caídos, después del ataque que dejó trece viviendas destruidas y más de ciento veinte afectadas, según confirmó el alcalde Luis Eduardo Grijalba Muñoz.

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Entre esos muros dañados está la casa de Doña Berta, una mujer de cerca de ochenta años a quien se le vino abajo buena parte de su vivienda. El mandatario calcula que el daño fue catastrófico, lo dice c

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